1. LOS AÑOS 70. LOS
NOVÍSIMOS.
José María Castellet publica en 1970 la antología Nueve novísimos
poetas españoles, en la que aparecen Vázquez Montalbán, Félix
de Azúa, Pedro Gimferrer, Ana María Moix, Vicente Molina
Foix, Guillermo Carnero, Leopoldo María Panero, José María
Álvarez y Antonio Martínez Carrión.
Estos autores aportan una nueva sensibilidad. Prestan
una mayor atención a la pintura, música, arquitectura, a la literatura de otros
países así como a los medios de comunicación de masas (cine, televisión,
cómic). Es la poesía de la sociedad capitalista de consumo, a la que critican
duramente. Rompen con la cultura tradicional e incorporan en sus poemas un gran
número de motivos culturales, lo que les ha valido el nombre de culturalistas.
Lo importante desde el punto de vista poético es el estilo: ―”Poetizar es,
ante todo, un problema de estilo”, dirá Carnero. Crean una poesía
con frecuencia hermética, de gran dificultad de lectura. Arde el mar (1966)
de Pedro Gimferrer y Dibujo de la muerte (1967) de Guillermo
Carnero abren el camino para el resto de poetas.
Según
la crítica, las características de este grupo se pueden resumir así:
·
Preocupación
máxima por el lenguaje y por el poema como creación autónoma.
·
Esteticismo (en lo que enlazan con el grupo Cántico y los del 27),
revalorizando lo lujoso, decadente, al mismo tiempo que lo lúdico. Este
esteticismo se relaciona con el culturalismo y el exotismo de que hacen gala.
·
Sus poemas a
veces se presentan como literatura de la literatura (metaliteratura): citas, referencias intertextuales,
variaciones...
·
La presencia
de los mass media como referente cultural y fuente de mitos populares en
los que inspirarse o a los que
tergiversar. El cine enseña también una forma de mirar la realidad y de
componer los poemas.
·
Uso frecuente
de procedimientos experimentales: ruptura
del verso, disposición gráfica no normal, supresión de signos de puntuación,
collages con textos, refranes, recortes de anuncios...
·
Presencia del
surrealismo; recuperación de los
valores irracionales del lenguaje. Gusto por la sorpresa y lo inusitado.
·
Muchos de estos
autores llegan a separar completamente realidad y poesía; se proclama la
autonomía del mundo poético respecto de cualquier referente externo. El más
claro ejemplo es la multitud de poemas de metapoesía.
Dentro
de este grupo podemos distinguir dos líneas:
1)
Autores que comienzan a escribir en
los inicios de la década de los 60. Muy influidos por la cultura pop (Vázquez
Montalbán, A la sombra de las muchachas sin flor, 1971, sería un
buen exponente de esta línea).
2)
Una segunda Generación que se da a
conocer en los años finales de la década o ya en los 70, influidos por el
decadentismo de Kavafis, poeta griego de primeros de siglo. Son más
esteticistas. Citemos a Guillermo Carnero (Dibujo de la muerte,
1967; su esteticismo se puede resumir en uno de sus versos: "raso amarillo
a cambio de mi vida") o a Antonio Colinas (Sepulcro en Tarquinia).
Como rasgos generales, podemos destacar la importancia
de la ironía y el carácter rompedor. Admiten en lo poético una nueva imaginería
que va desde Mickey Mouse hasta Humphrey Bogart. Son autores que se abren a la
cultura foránea (la mayoría son, al menos, trilingües) y realizan estudios en el extranjero. Se proponen romper
la estructura rítmica de los poemas. Para ellos no hay alta o baja cultura,
sino simplemente conocimientos que se pueden usar en el poema.
2. ÚLTIMAS
GENERACIONES POÉTICAS.
Es algo difícil decidir cuáles son
los autores más destacados de los últimos veinte años, ya que aún nos falta la
necesaria perspectiva histórica para poder hacer una criba justa y correcta.
Las características de la poesía de estos años son bastante diversas e,
incluso, divergentes. No se aprecia una dirección única o una tendencia
predominante. Señalemos algunos nombres, los más significativos: Antonio
Colinas, Antonio Carvajal, José Miguel Ullán, Jenaro Talens, Luis Alberto de
Cuenca, Jaime Siles, Luis Antonio de Villena.
Hay diversas tendencias:
· Experimentalismo (Ullán): poemas
vanguardistas, collages, poemas visuales...
· Culturalismo (Colinas): influencia del
mundo clásico grecolatino. El poeta manifiesta un vasto dominio cultural.
· Clasicismo (De
Cuenca, Siles, Villena): vuelta a moldes estróficos clásicos (sonetos,
endecasílabos). Influjo de autores renacentistas.
· Neobarroquismo (Carvajal)
· Metapoesía (Talens): poesía sobre la
poesía.
· Minimalismo: la estética de lo cotidiano, de
lo mínimo.
· Antirretoricismo.- Poética del silencio (Valente,
Siles, Jover): hablar por hablar para callar lo único importante, lo que el
hombre busca pero ignora.
· En una línea surrealista se encuentra Blanca
Andreu.
· Poesía de la experiencia realizan
Andrés Trapiello, Justo Navarro, Miguel D’Ors, Luisa Castro, o Felipe
Benítez Reyes. Tras el declive de la estética novísima, se produce una
recuperación de la generación de los 50 (Ángel González, Claudio Rodríguez,
etc.). Se observa una recuperación de ciertas formas métricas (empleo
generalizado de endecasílabos y alejandrinos blancos) combinada con un lenguaje
del mundo de lo cotidiano. Es, en nuestros días, una de las líneas más
cultivadas, la que más premios poéticos acapara. Se basa esta poesía en los recuerdos
de la infancia o adolescencia, con unos temas y un lenguaje siempre apegados a
la realidad. Frente al pop de los novísimos, que consideran demasiado trivial,
vuelven sus ojos a la infancia, a los orígenes. Son poetas que cuidan el
lenguaje, sin que ello se convierta en una obsesión.
También dentro
de esta tendencia destacamos a los poetas granadinos que suelen agruparse con
el título de una antología común: La
otra sentimentalidad[1]
(1983) a cargo de Álvaro Salvador, Javier Egea y Luis García Montero (Diario
cómplice, 1987, La intimidad de la serpiente, 2003).
[1] En principio, se trataba de un manifiesto poético firmado por esos
tres poetas y publicado en el diario El
País. Se basaban en las teorías
del personaje filósofo de Antonio Machado,
Juan de Mairena, que defendía que para llegar a una nueva poesía acorde con los
tiempos era necesaria una nueva sentimentalidad. Bajo este presupuesto y
siguiendo las indicaciones teóricas del profesor universitario Juan Carlos Rodríguez Gómez, las indicaciones poéticas de Jaime
Gil de Biedma y el
magisterio poético de Rafael Alberti, no
dudaron en lanzar un manifiesto, algo poco usual en la época, donde se defendía
la necesidad de crear una nueva sentimentalidad, de buscar una nueva forma de
sentir; una sentimentalidad otra. El grupo granadino no sólo estaba formado por
estos tres poetas, pero fueron éstos los que firmaron el manifiesto y lo
acompañaron de poemas. Las mismas ideas defendían poetas como Inmaculada
Mengíbar, Aurora Luque, Ángeles Mora, y un largo etcétera. Según el teórico
Juan Carlos Rodríguez, este movimiento murió el mismo año en que nació. No
obstante, las concepciones poéticas del grupo han ido calando de tal forma que
han acabado englobando una de las corrientes de mayor éxito poético: la poesía
de la experiencia.
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