1. EL TEATRO EN EL EXILIO.
La Guerra supone el fin de un movimiento de renovación
teatral que se venía forjando desde los años 20 (Valle-Inclán). Las
consecuencias inmediatas del estallido de la guerra son la muerte o el exilio.
Muchos cultivaron durante la contienda un teatro de urgencia, partidista, sin
pretensiones literarias, pensando en sostener el ánimo de los combatientes.
Terminada la guerra, muchos de estos dramaturgos y actores intentaron levantar
un teatro español en tierras latinoamericanas. Entre los dramaturgos más destacados
de la época cabe mencionar a Miguel Hernández (Teatro de Guerra),
Rafael Alberti, Max Aub (San Juan), Alejandro Casona (La
dama del alba), Pedro Salinas, León Felipe,..
2.
LOS AÑOS
40. EL TEATRO CÓMICO Y DE EVASIÓN.
Destacan
dos autores en este teatro de humor, innovador:
-
Enrique Jardiel Poncela, que es uno
de los pocos dramaturgos de posguerra que estrena con regularidad siendo capaz
de despertar el interés y entusiasmo de los públicos más exigentes y jóvenes.
Desde 1939, que estrena Carlo Monte en Montecarlo, hasta su
última comedia, Los tigres escondidos en la alcoba (1949), será
el autor de moda.
-
Miguel Mihura. Su primera y mejor
obra, Tres sombreros de copa (1932), no fue comprendida en su
época, por lo que tuvo que ser estrenada veinte años después. Todo el teatro
posterior de Mihura está por debajo de lo que supuso su primera obra. El autor
tendrá que limitar su asombrosa imaginación y someter su inconformismo a la
mentalidad conformista de su público. Pese a sus limitaciones, es la primera
figura del teatro cómico de posguerra, por su habilidad para elaborar tramas,
su manejo de recursos escénicos y diálogos junto a su gran humor, imaginación y
ternura. Una de sus comedias más representativas es Ni pobre ni rico sino
todo lo contrario.
3.
LOS AÑOS
50. TEATRO REALISTA Y SOCIAL.
Durante los años 50 y 60 se desarrolla en España un
tipo de teatro que trata de reflejar la realidad social tal y como ésta se
presenta cotidianamente, con una clara finalidad de denuncia. Se trata de un
teatro comprometido que prescinde de fantasías e idealizaciones. Denuncia las
duras condiciones de trabajo, las injusticias sociales,.. Evidentemente, este
tipo de teatro se las ve frecuentemente con la censura, ya que el régimen de
Franco no tolera las críticas. Además, el público conservador no admite
novedades, con lo que el teatro se desarrolla en clara inferioridad frente al
teatro comercial de carácter cómico. Buero Vallejo y Alfonso Sastre son
los dos autores más importantes de posguerra y, por supuesto, del realismo
social.
Antonio Buero Vallejo señala el inicio de un nuevo teatro. En su obra se
pueden distinguir tres etapas:
§ Etapa existencial (reflexión sobre la condición humana): En Historia de una escalera, 1949,
refleja un mundo gris donde las frustraciones se repiten, no sólo por el peso
del medio social sino también por la debilidad personal.
§ Teatro social (denuncias de injusticias que atañen a la sociedad):
Un soñador para un pueblo y El
tragaluz, centrada en unos personajes marcados por la Guerra Civil.
§ Etapa de innovaciones: el espectador no ve la realidad, sino una versión de
un personaje. Desaparecen los intermediarios. El espectador ve la historia
desde adentro. Destacan Llegada de los dioses, La fundación
y La detonación.
4.
LOS AÑOS
60 Y 70. LA RENOVACIÓN TEATRAL.
A partir de 1965 comienza una auténtica revolución en
el panorama teatral español. Los hechos que la provocaron fueron la aparición
de nuevos autores que trataron de superar el realismo crítico de la generación
anterior, y la aparición de nuevos grupos teatrales (teatros independientes)
que tratan de superar el modo clásico de representación mediante el montaje de
espectáculos o representaciones.
Dentro del teatro comercial, siguen triunfando las
comedias de Mihura, Jaime Salom, Jaime de Armiñan, Ana Diosdado. Entre
los nuevos sobresale Antonio Gala, que en 1963 estrena su primera
comedia, Los verdes campos del Edén. Durante los años setenta
goza del favor del público con obras como Anillos para una dama, Las
cítaras colgadas de los árboles y Por qué corres, Ulises.
Quizá lo más peculiar es el teatro de Fernando
Arrabal. Imaginación, elementos surrealistas, lenguaje infantil, ruptura
con la lógica son las características del primer conjunto de las obras de
Arrabal: por ejemplo, El triciclo, de 1953. Exiliado en Francia
desde 1955, sus obras pretenden ser un teatro total que exalta la libertad
creadora y persigue la provocación y el escándalo del espectador. Destacan sus
obras El laberinto y Oye, Patria, mi aflicción.
5.
LOS GRUPOS
DE TEATRO INDEPENDIENTE.
Son una serie de grupos que viven al margen de los
límites establecidos en el mundo del espectáculo. Son personas dedicadas al
teatro que frecuentemente están organizadas en cooperativas que escriben y
montan sus propias obras. Prueba de la importancia de este teatro experimental
e independiente en la actualidad son la abundancia de grupos existentes,
algunos de los cuales reciben ayuda económica oficial, mientras que otros
desaparecieron después del año 75 y de la muerte de Franco. Su trabajo responde
a un mismo deseo: alejarse del teatro burgués comercial y renovar el contacto
de la obra y los actores con el espectador. Entre los grupos de teatro
independiente que encontramos entre 1965-1978 están Esperpento, La Tabla,
Las Marismas, La Araña, La Carátula, Akelarre,..
6.
EL TEATRO
DESDE 1975.
Finalizada la dictadura y eliminada la censura,
parecía abrirse una etapa prometedora para el teatro. Pero, por el contrario,
ha sido en estos años cuando la crisis del teatro español se ha hecho más
evidente. Un importante fenómeno del teatro español posterior a 1975 ha sido la
creación de instituciones teatrales que dependen de instancias oficiales, tanto
del estado como de las comunidades autónomas o municipios. Así, en 1978 se creó
el Centro Dramático Nacional y posteriormente El Centro Nacional de
Nuevas Tendencias Escénicas y la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Francisco Nieva es probablemente el más importante de los dramaturgos experimentales de
la segunda mitad de siglo. Aunque escribe obras de teatro desde los años
cincuenta, no las ve representadas de forma regular hasta después de la muerte
de Franco. Su teatro va a caminar por la senda de lo surrealista, lo onírico,
lo fantástico y lo imaginativo. Destacan obras como Pelo de tormenta,
Nosferatu y El baile de los ardientes.
Otros autores de
esta época son Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela!), José
Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro), Fernando Fernán
Gómez (Las bicicletas son para el verano), Paloma Pedrero (Besos
de lobo), Ignacio Amestoy (Cierra bien la puerta),
etc.
Pues yo te suspendía, de veras. Ni una triste mención al teatro musical con "estampas escenificadas", que supuso el acercamiento del teatro al pueblo llano. Las obras teatrales más exitosas de los años 40: "Zambra" (Manolo Caracol y Lola Flores), "Ropa tendida", "Tonadilla"... (Conchita Piquer), "Alegría", "Una canción y un clavel"... (Pepe Blanco y Carmen Morell), "Solera de España" (Juanita Reina)... etcétera. Casi todas escritas, musicadas y estructuradas por Quintero, León y Quiroga, los compositores de moda. A lo mejor no tienen la """""categoría""""" de una ópera de Puccini, pero... ¡es historia ! ¡Y ni una triste mención!
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