0. INTRODUCCIÓN
La actual Andalucía fue una de las zonas del Imperio
Romano, incorporadas al mismo tras un largo período de conquistas, más
intensamente romanizada. En plena época republicana (197 a. C.), Hispania queda
dividida en dos provincias, la Citerior y la Ulterior, división que fue
modificada por Augusto el 27 a. C. en Tarraconense, Lusitania y Bética. La
Bética no coincide exactamente en sus límites con Andalucía, como veremos más adelante.
Augusto se reserva para su gobierno personal dos de las provincias: la
Lusitania y la Tarraconense, que englobaba parte de la actual Andalucía, en
concreto la zona de Sierra Morena y el sudeste de la región.
La Bética quedó bajo la influencia y el control directo del Senado, que encargaba a un procónsul el gobierno de la provincia. La capital será Corduba. Esta división durará hasta Diocleciano (fines del s.III d.C.), quien llevó a cabo una nueva división de Hispania. Los factores que contribuyeron a la rápida e intensa penetración de la cultura romana en Andalucía, así como los testimonios que nos indican la importancia de esta romanización en la configuración cultural de nuestra Comunidad Autónoma, fueron:
La Bética quedó bajo la influencia y el control directo del Senado, que encargaba a un procónsul el gobierno de la provincia. La capital será Corduba. Esta división durará hasta Diocleciano (fines del s.III d.C.), quien llevó a cabo una nueva división de Hispania. Los factores que contribuyeron a la rápida e intensa penetración de la cultura romana en Andalucía, así como los testimonios que nos indican la importancia de esta romanización en la configuración cultural de nuestra Comunidad Autónoma, fueron:
1. PREDISPOSICIÓN FAVORABLE DE LA ZONA
Toda la costa sur y este de Hispania había estado abierta al
contacto con nuevos pueblos desde muchos siglos atrás (griegos, fenicios,
cartagineses), creando una cultura favorable a la asimilación de lo
extranjero, lo cual hizo rápido, duradero y voluntario el proceso de
Romanización.
2. LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN
La construcción de las vías romanas, por las que discurrían
las legiones, y tras ellas el comercio, facilitó la creación de campamentos
y ciudades que pronto fueron núcleos de explotación agrícola y
comercial, así como focos de cultura. Las vías romanas en la Bética y sur de la
Tarraconense son conocidas principalmente por un famoso Itinerario (algo así
como una guía de viajes, que señalaba las distancias en millas a Roma y los
principales albergues en el camino), el Itinerario Antonino.
Eran importantes los ramales de la Vía Augusta (por la costa mediterránea hasta Gades y por el interior por Guadix y Córdoba a Sevilla), y la Vía de la Plata, que partía de Gades e Itálica y se dirigía hacia el norte de Hispania pasando por Emérita. También era frecuente, y muchas veces más rápido y seguro (y por ello más utilizado en algunas ocasiones, como los intercambios comerciales), el tráfico marítimo y fluvial (el Guadalquivir era navegable hasta más arriba de Sevilla).La zona siempre fue un importante foco del comercio marítimo, debido a la extensión y seguridad de sus costas, con puertos como el de Gades, Malaca, Carteia (cerca de Algeciras) y Sexi (Almuñécar).
Eran importantes los ramales de la Vía Augusta (por la costa mediterránea hasta Gades y por el interior por Guadix y Córdoba a Sevilla), y la Vía de la Plata, que partía de Gades e Itálica y se dirigía hacia el norte de Hispania pasando por Emérita. También era frecuente, y muchas veces más rápido y seguro (y por ello más utilizado en algunas ocasiones, como los intercambios comerciales), el tráfico marítimo y fluvial (el Guadalquivir era navegable hasta más arriba de Sevilla).La zona siempre fue un importante foco del comercio marítimo, debido a la extensión y seguridad de sus costas, con puertos como el de Gades, Malaca, Carteia (cerca de Algeciras) y Sexi (Almuñécar).
3. LA UNIFICACIÓN LINGUÍSTICA
El territorio de la actual Andalucía adoptó rápidamente y
por completo el uso del latín en la vida diaria y como vehículo de propagación
de la cultura, hasta el punto de que, según testimonios de la época, había
olvidado sus lenguas maternas. La educación fue bastante cuidada en la región,
pues hay testimonios de un nivel cultural bastante alto. En diversa poblaciones
importantes (Cádiz, Córdoba, Écija) existieron escuelas públicas que enseñaron
la cultura y la literatura latinas, y favorecieron la educación de la población
bética indígena.
Fruto de este auge cultural, en Andalucía se conocen varias
familias hispanas que llegan a intervenir activamente en la vida cultural
y política del Imperio. De hecho, una de las familias que dio brillo a
la literatura latina fue la de los Séneca, natural de Corduba (Séneca el
retórico, Séneca el filósofo, Lucano). En Cádiz es famosa la familia de los Balbos (senadores) y de Itálica salen dos emperadores,
Trajano y Adriano, que llevaron al Imperio a uno de sus mejores momentos
en cuanto a expansión y estabilidad cultural y política (finales s. I d.
C.-comienzos s. II d. C.)
4. LA ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA Y SOCIAL
En el Imperio Romano, cada provincia se encuentra dividida
en conventus, unidades administrativas con fines de administración de justicia,
si bien debieron servir también funciones de reclutamiento recaudación de
impuestos. La Bética estuvo dividida en cuatro conventi: Gades, Corduba, Hispalis (Sevilla) y Astigi (Écija). Cada conventus estaba a su vez dividido en civitates, es decir,
porciones de territorio que estaban bajo la jurisdicción de un núcleo de
población principal. Con respecto a las clases sociales, éste puede ser el
reflejo que dejaron en Andalucía:
Los soldados y colonos, representantes de las clases sociales bajas romanas, eran fundamentalmente
de origen itálico, es decir, con ciudadanía, no romana, sino itálica, sin gozar
de plenos derechos de participación en la vida política de la capital. Las
clases bajas hispanas convivieron pacíficamente y se mezclan con las clases bajas y medias de procedencia
romana o itálica. Muchos hijos de matrimonios mixtos obtenían con facilidad la
ciudadanía. Los hombres libres no ciudadanos (peregrini) formaban la
mayoría de la población hispana y disfrutaban de derechos civiles, pero no
políticos.
La clase dominante romana adquiere posesiones en la
zona, pero la mayor parte de las veces están ausentes de ellas,
dejando su explotación en manos de administradores o arrendatarios. Los
beneficios sacados de estas explotaciones revierten principalmente en Italia,
donde
los dueños invierten. Otro modo de intervención en Hispania por parte de estas clases acaudaladas se hace por medio de las sociedades de publicanos, que explotan por arrendamiento diversas posesiones y exclusivas del Estado: minas, recaudación de impuestos.
Parte de estos beneficios revierten en Italia, y otra parte se invierte en la
agricultura hispana. Las clases altas hispanas se asimilan y son absorbidas por
las clases altas romanas. Con bastante facilidad se concedió la ciudadanía
romana a quienes se hubieran distinguido en acciones en pro de Roma.
En cuanto a los esclavos, desde que se pacificó la zona, los
esclavos no solían ser de procedencia bética. Trabajaban principalmente en
minas, explotaciones agrarias y talleres artesanales.
5. LAS CIUDADES
Andalucía fue una zona intensamente urbanizada, en
la que las ciudades preexistentes se integraron plenamente en la
estructura administrativa romana, junto con las de nueva creación, y contribuyeron
la expansión de la cultura romana. Las Civitates tuvieron estatutos jurídicos
diferentes, según fuera su base organizativa indígena o romana.
Entre las indígenas existieron ciudades Federadas (exentas
de impuestos y que mantiene su sistema jurídico indígena por haber hecho un
pacto con Roma), Libres (igual, pero por concesión del Senado, que podía volverse atrás en su concesión) y Estipendiarias (que deben pagar impuestos por haber sido
sometidas por las armas)
Entre las romanas, es decir, las ciudades jurídicamente
privilegiadas, existieron las colonias (fundadas por Roma con ciudadanos romanos o
latinos, a los que se entregaban lotes de tierra; se organizaban al modo
romano) y los municipios (o ciudades indígenas a las que Roma otorgaba el
derecho de ciudadanía, bien latino -con menos derechos-, bien
romano-con más derechos-). En la Bética el número de las ciudades privilegiadas era muy numeroso
proporcionalmente al resto de Hispania. La organización ciudadana de
colonias y municipios en la Bética es conocida gracias a algunas leyes
municipales que se han conservado, como las de Osuna (Urso) y la Lex Flavia Malacitana. Cada ciudad tenía: un Senado o
Consejo de los decuriones (nombrados vitaliciamente y elegidos entre la
oligarquía de la ciudad, y debían ser ciudadanos); una Asamblea popular (formada
por los ciudadanos con derecho de ciudadanía); dos duoviri, encargados del
poder ejecutivo (elegidos anualmente, presidían las reuniones del Senado y la
Asamblea, y tenían como ayudantes a dos ediles.)
Las ciudades se embellecieron con edificios públicos, al estilo de la capital del Imperio (foros, termas, gimnasios, teatros, anfiteatros). Algunas obras de tipo militar o de interés público han llegado en buen estado hasta nosotros, como sucede con el puente de Córdoba. Se conservan restos arquitectónicos de gran importancia, como son: ITÁLICA: se conservan restos de la ciudad, con su red de alcantarillado, estructura de las calles y restos de casas y mosaicos; teatro, anfiteatro con gran capacidad de acogida de espectadores; termas. BOLONIA (restos de la antigua ciudad de Baelo Claudia, cerca de Tarifa): ruinas de la factoría de salazón, templos, termas, ciudad, foro, necrópolis. Termas de SAN PEDRO DE ALCÁNTARA. Teatro de ACINIPO (cerca de Ronda). Teatro de MÁLAGA. Ruinas de TORROX (mosaicos, hornos y necrópolis). CARMONA: importante necrópolis .OSUNA (antigua ciudad de Urso): placas de bronce con leyes inscritas, teatro y necrópolis. La típica estructura de la casa señorial romana, centrada en el atrio y ampliada en su parte trasera con el peristilo, está recogida en los restos conservados en Andalucía de villas romanas, tanto rústica como urbana. Por ejemplo, en los restos de la villa romana de Marbella. Las costumbres en las comidas también fueron adoptadas, y no fueron ajenos los pueblos de la zona a los gustos de la urbe, ya que varias de las más famosas industrias de salazón de pescado y de fabricación de garum (salsa para acompañar las comidas, muy apreciada y bastante cara, hecha a base de las vísceras y restos de diversos pescados) se hallaban en la zona sur de la Bética (Almuñécar, Fuengirola, Baelo Claudia).
Las ciudades se embellecieron con edificios públicos, al estilo de la capital del Imperio (foros, termas, gimnasios, teatros, anfiteatros). Algunas obras de tipo militar o de interés público han llegado en buen estado hasta nosotros, como sucede con el puente de Córdoba. Se conservan restos arquitectónicos de gran importancia, como son: ITÁLICA: se conservan restos de la ciudad, con su red de alcantarillado, estructura de las calles y restos de casas y mosaicos; teatro, anfiteatro con gran capacidad de acogida de espectadores; termas. BOLONIA (restos de la antigua ciudad de Baelo Claudia, cerca de Tarifa): ruinas de la factoría de salazón, templos, termas, ciudad, foro, necrópolis. Termas de SAN PEDRO DE ALCÁNTARA. Teatro de ACINIPO (cerca de Ronda). Teatro de MÁLAGA. Ruinas de TORROX (mosaicos, hornos y necrópolis). CARMONA: importante necrópolis .OSUNA (antigua ciudad de Urso): placas de bronce con leyes inscritas, teatro y necrópolis. La típica estructura de la casa señorial romana, centrada en el atrio y ampliada en su parte trasera con el peristilo, está recogida en los restos conservados en Andalucía de villas romanas, tanto rústica como urbana. Por ejemplo, en los restos de la villa romana de Marbella. Las costumbres en las comidas también fueron adoptadas, y no fueron ajenos los pueblos de la zona a los gustos de la urbe, ya que varias de las más famosas industrias de salazón de pescado y de fabricación de garum (salsa para acompañar las comidas, muy apreciada y bastante cara, hecha a base de las vísceras y restos de diversos pescados) se hallaban en la zona sur de la Bética (Almuñécar, Fuengirola, Baelo Claudia).
6. EL EJÉRCITO
La procedencia social de los soldados influyó en el modo de
Romanización de la zona: eran normalmente de baja clase social, con un
alistamiento que en realidad pretendía mejorar su status económico y social,
mediante un rápido enriquecimiento con los botines de guerra o
la consecución de tierras al licenciarse. Por esto fue muy normal su
posterior asentamiento en la Bética. La peculiar importancia del general del
ejército (cuyos soldados adquirían un vínculo sagrado, personal, con él,
más que con Roma) observado en el último siglo de la República, también
tuvo su reflejo en Andalucía, donde ejército y ciudades se ponen de parte
de uno u otro cuando ocurren las guerras civiles entre Pompeyo y César, y
los acontecimientos posteriores. Tras la instauración de un ejército mercenario
desde tiempos de Mario (principios s. I a. C.), debido a la
escasez de efectivos al haber concedido la ciudadanía a los
itálicos, se admitió el reclutamiento de tropas hispanas en el ejército
regular, como ya hemos dicho más arriba. Numerosas colonias fueron
fundadas en la región para asentamiento de veteranos tras su licencia: Itálica,
Urso (Osuna), Baena. Normalmente, los ejércitos acampaban fuera de las
ciudades, por lo que no había excesivo contacto con la población hispana. Pero
en los largos períodos de descanso, se mezclaban con la población indígena y
había muchos matrimonios mixtos
7. LA RIQUEZA MINERA Y AGRÍCOLA
La gran riqueza agrícola de la Bética queda demostrada, por
ejemplo en el gran número de talleres de fabricación de ánforas y vajillas que
sirvieron como recipientes para la exportación de estos productos (cereal,
vino, aceite, etc.).Cascotes de estos recipientes se encuentran por
todo el Imperio. Fue especialmente rico y explotado el fértil
valle del Guadalquivir. La riqueza minera de Sierra Morena, en todo el norte
de Andalucía (provincias de Huelva, Córdoba Jaén, especialmente) era muy
conocida y codiciada por los pueblos que pasaron por la región. La enorme
riqueza de la región hizo posible el interés de Roma por mantener su poder
y su civilización en la zona, así como la aparición de numerosas familias
importantes hispanas, que consiguen la ciudadanía y el ascenso social.
8. LA RELIGIÓN
La religión precedente a la romana tuvo escasa pervivencia precisamente por la intensa romanización
de la zona. Todos los dioses de la religión romana recibieron culto en
Hispania. El dios más venerado fue Júpiter, seguido de Diana. En la Bética se
conserva el Capitolio de Baelo Claudia, con los tres templos dedicados a la
tríada capitolina: Juno, Júpiter y Minerva, y hay noticias de templos en
la provincia de Huelva y en Cádiz. También en la Bética han aparecido
imágenes de los dioses romanos, como Mercurio, Venus y Diana. En época
imperial, Hispania se unió al culto al emperador (culto imperial), y se
conservan restos y estatuas, que testimonian este hecho, dedicados al
emperador del momento. Así, en Itálica el templo estaba dedicado al
dios Trajano (el emperador originario de esta ciudad). También en Córdoba el templo
estaba dedicado al culto imperial. Asimismo, florecieron las religiones
mistéricas, como el culto a Mitra (del que hay evidencias en Málaga e Itálica),
el de Atis (en Acinipo y en Cádiz), y el de la Magna Mater, o Cibeles. En
Córdoba hay noticias de sacrificios de toro (ceremonia del culto a Mitra) por
distintos motivos, como epidemias y catástrofes similares. En Cádiz estaba el
santuario más famoso de Hispania, el Herakleion, dedicado al Hércules gaditano,
antigua deidad fenicia que, por influencia del Heracles griego, se transformó
en dicha divinidad.
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